El ex productor de Pink Floyd, Bob Ezrin, reveló qué fue lo que dijo y por qué terminó peleándose con Roger Waters.
Pink Floyd no solo se caracterizó por sus extensas y experimentales canciones, sus discos conceptuales y sus innovaciones sonoras, sino también por sus shows grandilocuentes. A partir de la ópera rock The Wall, la banda apostó por un imponente concierto que trasladaba el concepto del álbum al escenario.
La gira de The Wall tuvo 31 recitales entre 1980 y 1981, pero antes de que la gente pudiera encontrarse con ellos hubo un imperdonable spoiler. La culpa fue del productor Bob Ezrin, quien estuvo a cargo del aclamado disco y sabía al pie de la letra la fabulosa apuesta que estaban planeando Roger Waters y compañía.
Ezrin tenía un buen amigo, un periodista canadiense que trabajaba para Billboard, quien le pidió conocer los detalles de la gira porque no iba a poder verla en vivo. Así lo detalló el productor en entrevista con CBC: “No me van a dejar ir. La revista no me va a enviar y me estoy muriendo. ¿Qué me voy a perder?”.
¿Una primicia vale más que una amistad?
Si bien el productor se negó en una primera instancia, decidió contarle un poco sobre cómo iba a ser el innovador concierto. “La próxima edición de Billboard salió y decía: ‘Durante la cena, Bob Ezrin nos contó…’ y decía cosas sobre el show” reveló Bob, admitiendo que esto derivó en una pelea con Waters.
“Roger se volvió loco. Y tenía todo el derecho. Fui inocente en ese momento. No me di cuenta que la gente llegaría hasta esas instancias para conseguir información de Pink Floyd. Para mí, éramos chicos trabajando. Me enseñó una lección increíble“. En la citada entrevista, Ezrin asume la culpa por la pelea que tuvo con Waters, aprendiendo también que, para algunos, una primicia puede valer más que una amistad.
The Wall, el disco casi perfecto para Waters
The Wall se lanzó en 1979 y cobró gran importancia en la cultura popular por sus canciones y la película dirigida por Alan Parker, una propuesta audiovisual tan disruptiva como la de la banda. Este disco, además de narrar la historia de un hombre atormentado, es una fuerte crítica social al sistema educativo, a los horrores de la Segunda Guerra Mundial y la alienación del ser humano.
Entre las canciones más reconocidas de The Wall se cuentan “Another Brick in the Wall Part 2” y “Combortably Numb”. Para muchos, es el mejor disco de la banda, y su concepto estuvo ideado fundamentalmente por Waters. En este sentido, el bajista considera que se trata de un disco casi perfecto: “The Wall es realmente la cosa de la que más orgulloso estoy. Creo que no tiene defectos”.